¿El
auditor tiene poder en la organización?
Tiempo
atrás y habiendo ejercido la profesión como auditor y también como contador, me
atrevo a poner en evidencia lo que veladamente se conoce en las organizaciones;
el auditor tiene el poder de mejorar los procesos de las organizaciones,
asimismo, este al ser mal administrado, puede terminar con hundir a las
instituciones.
Y
justamente de este poder es que versa este escrito; como es de
conocimiento, el auditor es una persona independiente a la organización que,
con criterio profesional, realiza una evaluación de uno o varios procesos
(entre estos están los estados financieros); cabe indicar que esta evaluación
tiene un objetivo claro (que en Ecuador puede ser cumplir con la legislación).
Me atrevo a decir que el auditor tiene poder, ya que la administración de las organizaciones, mantienen el paradigma errado de que el Auditor es el policía que llega a buscar culpables sin agregar valor y censurar hasta a quien no tiene nada que ver. Y, en cierto modo, los auditores hemos conseguido mantener el paradigma mencionado, convirtiéndonos no solamente en otro obstáculo que la administración debe sortear a fin de conseguir seguir operando, sino en los verdugos de estos.
Un auditor, además de realizar su trabajo con total independencia y objetividad, debe procurar ser aquel asesor de negocio, que agregue valor y permita fortalecer el sistema de control interno y gestión de riesgos, además conseguir los objetivos institucionales.
Para conseguir el objetivo, estos deben estar en capacidad de orientar a la administración y al resto de funcionarios de la organización, los procesos que requieren ser mejorados, sustituidos o definitivamente cambiados, lo que se consigue con capacitación.
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